jueves, septiembre 18, 2008

Wuan recibe mi merecido

A los dos días de operarme de los tímpanos me dieron el alta y Graham y otro celador me llevaron a mi dependencia, en el mismo edificio. En el comedor me esperaban los internos y el personal sanitario para darme la bienvenida. Escondida en el tumulto vi a Sharon y en ese momento pensé que no había tenido nada que ver con la explosión, si no, la habrían reducido nada más entrar en el edificio. Pero allí estaba, emergiendo entre la multitud, visiblemente emocionada, camino de fundirse en un abrazo conmigo. Con lágrimas en los ojos fui hacia ella, pero antes de juntarnos acuchilló al pobre Wuan en un costado, que se interpuso entre ambos para darme la bienvenida. No pudo aguantar la emoción y se anticipó a todos para abrazarme desconsolado. De esa manera quedó entre la homicida y mi cuerpo aún convaleciente. Para más humillación, la hoja del cuchillo entró horizontal y la fuerza del brazo de Sharon le mantuvo en vilo a dos palmos del suelo empujándole contra mí, y al ver que la hoja no le había traspasado, lo sacudió enérgicamente para soltarlo. Graham y su compañero, que contemplaban el recibimiento desde la puerta, chocaron entre sí dudando si atender al pequeño ex ministro de cultura norcoreano o reducir a Sharon. Finalmente apresaron a la homicida y Su Excelencia sólo tuvo que lamentar la pérdida del bazo, que le fue extirpado aquella misma tarde.

No hay comentarios: