domingo, enero 18, 2009

A los que duermen

En el metro hay varios tipos de personas: los que leen, los que duermen, los que escriben o dibujan y los que se fijan en todos ellos. Yo pertenezco a este último grupo, y en mi observación nunca había encontrado a nadie digno de interés, hasta que descubrí en mi vagón a la más hermosa representante de los que dibujan. Cada mañana procuraba acercarme a ella un poco más, hasta que un día conseguí ver uno de sus grabados: era el retrato de alguien que dormía plácidamente en un asiento. Poco tiempo después me di cuenta de que solamente dibujaba a los que duermen. Se pusiese donde se pusiese los encontraba en su campo visual.
Una mañana de gran afluencia de viajeros no pude localizarla y a punto de bajar en mi estación la encontré. Estaba dormida. En ese momento quedó un asiento libre frente a ella y me senté a observarla, a deleitarme por primera vez. Saqué mi cuaderno e intenté hacerle un retrato. Daba la impresión de que no dormía, porque a veces, cuando la miraba buscando un detalle, parecía esconder una sonrisa. No estoy muy dotado para el dibujo y quedó claro cuando lo terminé. Si en el mundo real ella dormía, en el retrato llevaba semanas muerta. Cuando terminé y cambié de andén busqué su rostro y me dedicó una sonrisa que se perdió por el túnel.
Esa noche no pegué ojo. La pasé entera mirando el rostro de la chica sobre el papel. Realmente era un desastre, pero me hacía recordar a la persona que había cambiado el color de mi vida y me iluminaba de tal manera que me hacía irreconocible. Fue como si hubiese pasado la noche con ella, porque cuando desperté sobre el escritorio tenía el retrato pegado en la frente. Nada más hallar un sitio libre en el vagón me quedé profundamente dormido. Apenas la busqué con la mirada, pero pudo más el cansancio.
Desperté casi al final del trayecto. Cuando me removí en el asiento un papel doblado resbaló por mi pecho y cayó al suelo. Lo desplegué y era yo mismo. Estaba tan conseguido que podría decir que me había dibujado soñando en vez de durmiendo. Al pie del dibujo había una nota que decía: “Por fin te pillé dormido. Me gustaría ver el retrato que me hiciste.”

3 comentarios:

La Sombra del Mal dijo...

Joder Harfon, como me ha gustado, cuanto cuentas en tan poquito.

Javier.S.H dijo...

Uno de los mejores relatos cortos que e leido. Gracias. Te sigo.

ANGELITAPAPAFRITA dijo...

¡¡¡ BRAVISSIMO !!!... Alfon: para una "artista manqué" como yo, es el sueño ideal. ¡Ni veces que habré soñado con plasmar imágenes!, con el don de la pintura...pero me salen unos churros!!!... SNNIFF