viernes, octubre 31, 2008

Libre

Me despertaron los descontrolados, y os aseguro que sinceros gemidos que Sharon emitió al otro lado de la pared, por no hablar de los rítmicos golpes de la cabecera de la cama, que desplazaron la mía hasta el centro de la habitación. Esto me proporcionó el más vigoroso de los priapismos. Así que, empecé el día liberando tensión y con una estúpida sonrisa dividiendo mi cara en dos. Al otro lado de mi habitación Enrique tarareaba algo alegre a dos voces. ¿Cómo lo hará? Este tío no es un loco, es un genio.
En el comedor reinaba el murmullo habitual. Tomé una bandeja, recibí mi nauseabundo aunque nutritivo desayuno y me senté en una mesa desocupada. Al momento aparecieron Sharon y Raimundo resplandecientes. Tomaron su alimento y vinieron a mi mesa. Señalando las dos sillas frente a mí dijeron:
-¿Están libres?
Entonces se me iluminó el rostro y, satisfecho contesté:
-Amigo, soy libre.

3 comentarios:

Juan Rodríguez Hoppichler dijo...

¿todos estos personajes son reales (reales) o reales (de los que habitan en tu imaginación)?

Alfonso dijo...

Son reales. De vez en cuando aperecen en mi cabeza y no se qué hacer con ellos, así que, los guardo. Y esta historia es perfecta para darles vida. Solo el prota tuvo la idea de huir del manicomio o centro de salud mental, pero es tan feliz... Eso sí, el ex ministro de cultura norcoreano necesitaba unas vacaciones. Se estaba encasillando.
Un saludo, Mircea.

La Sombra del Mal dijo...

Mircea envidia los ruidos de tu habitacion.